Si bien hoy es necesaria una mayor cantidad de quintales de soja para comprar un hectárea, la cantidad de dólares a desembolsar para tentar a un propietario para desprenderse de su campo es la misma que en el primer trimestre del 2004 cuando el valor de la cotización de la oleaginosa era muy superior al nivel actual.
La última crisis a apuntalado a los activos inmobiliarios como fuente de resguardo de valor, lo que ha actuado como factor impulsor de demanda. En el caso de los campos esto se dio en forma aún más pronunciada, por la mejora en la rentabilidad de la actividad, producto de las nuevas condiciones de paridad cambiaria. Así luego de una inicial caída del orden del 20/25 % en los valores de cotización en dólares por ha. Durante el 2002, los valores de los campos comenzaron a recuperarse en forma ininterrumpida hasta el nivel actual de precios el cual se mantiene desde mediados del corriente año.
Lo cierto es que hoy siguen habiendo a estos precios inversores dispuestos a expandir sus áreas de producción y/o a incorporarse a la actividad agropecuaria, pero se encuentran con la reticencia de los propietarios a negociar condiciones para vender sus tierras.
Por otro lado, las perspectivas para el año 2005, con proyecciones de una mayor extensión de superficie cultivada y mayores volúmenes de granos, transmiten un panorama cuando menos de estabilidad en cuanto a los niveles de cotización de campos.
Fuente: ReporteInmobiliario.com
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